Los precios del oro se dispararon más allá de la marca de los 3.300 dólares por onza esta semana, alcanzando máximos históricos a medida que los inversores acudían en masa al metal precioso en medio de renovadas preocupaciones económicas mundiales. El repunte fue impulsado por las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, las sólidas compras de los bancos centrales y las expectativas de recortes de tasas de interés de la Reserva Federal. El miércoles, el oro al contado alcanzó un máximo de 3.317, 90 dólares la onza, marcando un momento histórico en un año ya marcado por la volatilidad financiera.
Los analistas atribuyen el ascenso a una combinación de incertidumbre geopolítica e inversión estratégica. El analista independiente Ross Norman describió el aumento como una "recalibración", impulsada por compras constantes, a menudo no reportadas, de los bancos centrales, agravadas por un nuevo impulso de los inversores que responden a la fortaleza de los precios. El oro ahora ha ganado aproximadamente un 26% solo en 2025, haciéndose eco de su dramático aumento en 1980 durante la Revolución Iraní.
El reciente aumento en los precios del oro se vio impulsado aún más por el anuncio del presidente Donald Trump de una nueva investigación sobre los aranceles a las importaciones críticas de minerales y otros bienes. Esta capa adicional de inestabilidad de la política comercial aumentó la demanda de oro como activo tradicional de refugio seguro. En respuesta, los ETF respaldados por oro registraron entradas masivas en el primer trimestre de 2025, por un total de 226,5 toneladas métricas por valor de más de 21.000 millones de dólares, lo que marca el nivel más alto de demanda desde principios de 2022.
A pesar de establecer múltiples máximos históricos, 13 de los cuales superaron el nivel de 3.000 dólares, el oro experimentó un modesto retroceso el jueves a medida que los inversores obtuvieron ganancias. El oro al contado cayó un 0,6% a 3.321, 89 dólares después de alcanzar los 3.357, 40 dólares ese mismo día. El dólar también se fortaleció ligeramente desde mínimos cercanos a los tres años, encareciendo temporalmente el oro para los tenedores de otras monedas. Sin embargo, el sentimiento subyacente sigue siendo positivo, con caídas compradas rápidamente y analistas que pronostican nuevas ganancias.
Sin embargo, la demanda física de oro ha sido mixta. En India y China, la subida vertiginosa de los precios redujo el apetito de los consumidores, aunque las primas se mantuvieron estables. Mientras tanto, los cambios en la logística física revelaron una desaceleración de la demanda estadounidense. Después de un período de fuertes importaciones debido a los temores arancelarios, el oro ahora se envía de regreso a Suiza, el principal centro de refinación y tránsito de lingotes del mundo, ya que los almacenes Comex de EE.UU. registraron días consecutivos de salidas.
En conclusión, el ascenso meteórico del oro subraya la ansiedad mundial sobre las políticas comerciales, los riesgos de inflación y las tendencias monetarias a largo plazo. Dado que los bancos centrales continúan acumulando reservas y la demanda de ETF aumenta, el impulso detrás del oro parece sólido a pesar de las correcciones a corto plazo. Como predice Ross Norman, el próximo hito importante bien puede ser de 3500 dólares la onza, una señal de que el papel del oro como activo estratégico está lejos de desvanecerse.